
Como parte de las publicaciones que hacemos en nuestro sitio de Misterios con Historia queremos retomar uno que fue de los que iniciaron con los circulos de cultivos, realmente bien llamados son agroglifos.
En la mañana del 21 de julio de 1980, mientras el granjero John Scull recorre sus sembrados en Westbury (Wiltshire. sudoeste de Inglaterra), realiza un insólito descubrimiento.
En medio del uniforme campo de avena destaca un círculo de bordes bien delimitados y unos 20 metros de diámetro. En su interior las espigas aparecen aplastadas por debajo de los 7 centímetros (mientras en los perímetros alcanzan los 105), siguiendo una progresión en espiral hacia su periferia.
El círculo le parece idéntico a otro que apareció en mayo a 400 metros.
La noticia no tarda en saltar a la prensa local y alerta a los investigadores de Probe un grupo ufológico de la zona. Estos lo investigan metódicamente, enviando muestras del cereal afectado a la Universidad de Bristol, cuyos análisis no aportan nada nuevo; después contactan con el meteorólogo Terence Meaden, ante la posibilidad de que los círculos se deban a un fenómeno atmosférico. Mientras tanto, algunos medios informativos especulan con que una nave extraterrestre pueda ser la responsable.
Siguiendo una intrigante progresión, vanos centenares de círculos similares y de formaciones complejas han seguido apareciendo todos los veranos en diversos campos de cereales ingleses agroglifos, alcanzando su climax en el verano de 1989 con el hallazgo de unos 250 nuevos, lo que ha disparado el interés de los medios de comunicación y ha provocado una petición en el Parlamento británico para que el gobierno investigue este enigma.
Vistos a distancia, sugieren la habilidad de un artista gráfico, y su perfecta simetría y trazado disparan la imaginación y hacen sospechar tras ellos una acción inteligente, constituyendo un fenómeno de extraordinario interés científico.
Los circulos en las cosechas aparecen generalmente en campos de cereales maduros, aunque pueden hacerlo en cualquier cosecha arable cuyos tallos tengan plegabilidad suficiente para deformarse de manera permanente, e incluso en otro tipo de plantaciones, arena, lodo y hasta nieve.
Esto indica que la acción del mecanismo que los produce sólo es detectada cuando existe un medio capaz de registrarla permanentemente; de ahí que pululen en verano. Parece que habitualmente se producen de noche.
En ningún caso las plantas quedan desplazadas, sino inclinadas hacia la superficie del terreno, como si hubiesen sido empujadas desde arriba, siguiendo una precisa pauta de remolinos que emanan de un centro en espiral y progresan hacia el exterior.
La cosecha aparece recostada en capas distintivas que apuntan en direcciones divergentes, detalle que no ha logrado ser reproducido mediante cadenas, cuerdas o cualquier otro instrumento. Sorprendentemente, tanto las plantas afectadas como las circundantes no suelen mostrar ningún daño, y se ha demostrado firmemente que cualquiera de estos métodos de depresión mecánicos las dañaría y sus efectos podrían ser reconocidos muy fácilmente.
Pese a su apariencia, no se trata de círculos perfectos: muestran una excentricidad elipsoide, lo que también niega que hayan sido producidos por embaucadores, ya que el hacer girar un utensilio de nivelación en torno a un pivote, además de practicar un agujero central, produciría circunferencias.
Hasta el momento, los investigadores han descubierto 20 tipos de formaciones diferentes o agroglifos. La mayoría consisten en círculos individuales, cuyo diámetro suele oscilar entre 10 y 20 metros.
Pero abundan también las formaciones compuestas de 2, 3, 4, o 5 círculos, de los cuales el central es normalmente mayor (hasta 45 metros) que los satélites (con diámetros superiores a 1 metro). A veces los círculos quedan rodeados por anillos en los cuales las plantas están tumbadas en el sentido opuesto, o bien aparecen solamente los anillos; otros se acompañan de una oquedad o cráter en el terreno.
Los más enigmáticos son los que muestran espolones radiales, franjas rectilíneas de extensión variable que se dirigen hacia el exterior a partir del círculo.
Aunque estas formaciones o circulos en las cosechas se han encontrado en diversas localizaciones distribuidas por 18 distritos británicos, durante varios años han aparecido agrupamientos de las mismas en dos zonas del sudeste de Inglaterra: el gran anfiteatro natural de Cheesefoot Head, próximo a Winchester (Hampshire), y en las proximidades de la colina del Caballo Blanco de Westbury (Wiltshire).
Se calcula que en Inglaterra pueden existir alrededor de 2 mil círculos o agroglifos. La falta de certeza se debe a que algunos están en emplazamientos aislados o tan poco visibles que tan sólo han logrado localizarse mediante exploraciones aéreas, ahora ya con drones se puede hacer mucho mas fácil.
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